El pie de atleta (tiña pedis) es una infección fúngica de la piel que generalmente comienza entre los dedos de los pies. Por lo general, ocurre en personas con un sudor excesivo en los pies al usar zapatos ajustados.
Los signos y síntomas de la enfermedad de los pies incluyen un sarpullido con picor y descamación. Es una afección contagiosa y puede propagarse a través de suelos, toallas o ropa contaminada.
El pie de atleta puede afectar una o ambos pies siendo sus signos y síntomas más comunes la piel escamosa, agrietada o descamada entre los dedos de los pies, ampollas y picor especialmente inmediatamente después de quitarse los zapatos y los calcetines.
Es causado generalmente por dermatofitos aunque puede ser causado tambien por otra cepa fúngica diferente aunque menos frecuente, como las cándidas, caracterizándose por lesiones más exudativas.
Los calcetines y zapatos mojados, las condiciones calurosas y la humedad pueden fomentar el crecimiento de estos organismos.
El pie de atleta es contagioso y se puede propagar a través del contacto con una persona infectada o a través de superficies contaminadas como toallas, suelos y zapatos. También se puede transmitir a otras partes del cuerpo con su rascado o al tocarse las partes infectadas de los pies. Habrá un mayor riesgo de desarrollar el pie de atleta con el uso frecuente de zapatos cerrados, sudoración excesiva, al compartir alfombras, camas, ropa o zapatos de alguien que presenta una infección por hongos así como andar descalzo en áreas públicas donde la infección puede propagarse, como vestuarios, saunas, piscinas, baños y duchas compartidas.
La infección puede propagarse desde las piernas hasta la ingle, ya que el hongo se puede propagar a través de las manos o las toallas.
Para prevenirlo se deberán seguir los siguientes consejos:
– Airear los pies con el uso de chanclas.
– Lavar los pies todos los días con agua tibia y jabón, secándolos adecuadamente, especialmente entre la zona de los dedos.
– Usar medios para tratar el exceso de sudoración tales como el talco.
– Cambiar los calcetines regularmente, al menos una vez al día o más a menudo sudan los pies. Lo más recomendables son los de algodón ya que ayudan a mantener los pies más secos que los calcetines de nailon.
– Usar zapatos diferentes todos los días para dar tiempo a su secado después de cada uso.
– Proteger los pies en lugares públicos tales como piscinas, duchas o vestuarios usando sandalias o zapatos impermeables.
– Si se convive con otras personas, no se deberá compartir zapatos, sábanas o toallas sucias.
Debido a que es una infección deberemos realizar una detección precoz para poder iniciar el tratamiento, lo antes posible, evitando la propagación o contagio al resto del pie, al otro pie o a otras personas. Este tratamiento consistirá, generalmente, en la aplicación de cremas antifúngicas en la zona plantar o interdigital. En los casos más graves podrá ser preciso su tratamiento con terapia oral.