A veces, el calcáneo puede crecer de forma anormal y alargarse en forma de pico o punta de lanza formando el llamado espolón calcáneo y aparece en la planta del pie (espolón calcáneo plantar) aunque con menos frecuencia podría también aparecer en la parte posterior del talón tomando el nombre de deformidad de Haglund.
Cuando este crecimiento ocurre, los tejidos que rodean al espolón se clavan, especialmente al caminar lo que puede conllevar a un proceso inflamatorio acompañado de dolor intenso e incluso cojera.
El dolor aparece principalmente al apoyar el pie en el suelo, al levantarse de la cama y suele desaparecer a lo largo del día reapareciendo al final de la tarde. Suele empeorar al estar de pie sin moverse durante mucho tiempo.
Este dolor puede producirse mientras el espolón se está formando pero puede ir desapareciendo poco a poco o incluso, puede ser completamente indoloro pasando desapercibido y ser descubierto de forma casual en una radiografía.
Se produce cuando la fascia plantar (tejido elástico que une el talón con la zona de debajo de los dedos del pie) está sometida a una excesiva tracción y sobrecarga generando unas microrroturas en su inserción. Se presenta en una de cada dos personas con fascitis plantar.
El uso de calzado inadecuado puede contribuir al desarrollo del espolón calcáneo, así como personas con el pie muy arqueado, pie plano, personas con sobrepeso o al practicar deporte en superficies muy duras.
Su tratamiento suele ser conservador con administración de fisioterapia, hieloterapia, uso de plantillas y laserterapia. Puede ser también necesario el uso de zapatos que eleven un poco el talón, plantillas especiales o taloneras. Las personas obesas deberán perder peso para disminuir el dolor.
El tratamiento farmacológico puede ser necesario y consiste, generalmente, en medicamentos antiinflamatorios orales o tópicos y analgésicos que alivien el dolor incluso, si fuera necesario, se podría utilizar la infiltración local. En casos más severos de espolón calcáneo, la cirugía aunque es rara puede ser una opción.
Aunque muchas de las causas no pueden ser prevenidas, con algunas precauciones podemos reducir la posibilidad de padecerlo. El uso de zapatos adecuados, evitando los zapatos con suelas o tacones demasiado rígidos, duros, y zapatos que no absorban el impacto al caminar o correr. Al practicar deporte, haz ejercicios de estiramiento prestando atención al estiramiento adecuado del tendón de Aquiles y la fascia plantar.
Para minimizar el dolor puedes adquirir las taloneras siguientes ya que lo mejoran considerablemente.